Hoteles sin alma

Hoteles sin alma

El binomio Internet y Hotel en Barcelona es una máquina de producir noches de hotel: de hoteles sin alma.

En enero de 2013 me alojé por unos 5 días en un sitio en Barcelona que me hizo pensar en esos hoteles donde a veces nos vemos forzados a quedarnos, por trabajo o ubicación, donde todo es gris, aburrido, como sin alma. Y no, no me refiero a esos otros sitios en los que las cosas no están bien o sucias. Me refiero a sitios donde a veces la única interacción relevante es con la puerta automática de la entrada que se abre y se cierra cuando pasas por ella o con la máquina del café. En toda una semana que estuve en Barcelona, eso fue todo el contacto a destacar con el hotel.

Esta Era del Internet ha generado autenticas cadenas de producción de noches de hotel: el binomio Internet y Hotel en Barcelona es una máquina de producir noches de hotel. Una máquina muy rentable. Y puede que lo que la gente busque sea eso… o no.

Este último viaje a Barcelona me ha dejado un sabor agridulce. Un recuerdo triste de la ciudad y gran parte de la sensación me la ha transmitido el hotel en cuestión.

Y es que hay alojamientos de esos en los que no hay señales de vida conocida, excepto algún detalle como el hecho de encontrarte la habitación limpia y ordenada cuando vuelves por la noche.

El caso es que estuve una semana en la ciudad condal por trabajo y ese hotel me hizo la semana aún más larga, más gris. Es más, influyó en mi ánimo. Todo lo que rodeaba al hotel era borroso. La mirada hierática y tono de voz del recepcionista, su indiferencia. La habitación. La televisión. La cama. El mando a distancia. El baño, la ducha. Todo era gris.

Me vine con ganas de reclamar. Reclamar que me habían quitado el buen humor. Bueno… aunque en el vuelo de vuelta lo recuperé con la ridiculez que se vive en los vuelos de Ryanair.

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